jueves, 15 de mayo de 2008

BLADE RUNNER

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión; he visto rayos C brillar en la oscuridad, cerca de las puertas de Tanhäuser. Todos estos momentos se perderán en el Tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir


Conócete a tí mismo. Esta es una de las grandes tareas del ser humano, y no sólo porque lo dijera Sócrates, entre otros, hace ya unos cuantos años. Una tarea para toda una vida también para Rick Deckard en una sociedad llena de incertidumbre, de humanos y de replicantes, máquinas creadas por el hombre, seres “para-empáticos” condenados a las peores tareas. Máquinas que, a la larga, se rebelan y deben ser eliminadas: ellas, más fuertes, más ágiles, más inteligentes. Nosotros, más empáticos. Son los sentimientos los que nos salvan, los que jamás serán alcanzables para las máquinas. Estamos de nuevo, en medio de la película, con la eterna pregunta: ¿qué es el hombre? O de un modo más personal: ¿quién soy yo? Una pregunta aún más atormentadora cuando se vive rodeado de imitaciones casi perfectas, cuando las utopías negativas asociadas a la ciencia ficción parecen haberse realizado.
Al final siempre vuelvo por los "hermosos vencidos" esos replicantes que quieren sentir y no tener fecha de caducidad.
Nosotros compartimos su misma frustración, sus mismos miedos, caminamos la misma senda, esa oscura y escabrosa senda que todos sabemos dónde termina pero no adónde nos lleva, a pesar de que la intuición nos diga que, simplemente, no lleva a ninguna parte.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ES UNA DE LAS MEJORES PELICULAS QUE HE VISTO Y QUE SE HAN HECHO.